*Capítulo 10: Have you ever seen the lights?
Llegamos al ‘Golden Goose’, y nos recibió una lluvia de luces de neón. Aún no había mucha gente. Vi se acercó al mostrador de la entrada, y luego se dio media vuelta para decirnos que iba a cambiarse de ropa. Yo me quedé en la barra con Brendon y Ryan, tomando unas copas que ellos eligieron por mí. Tras unos sorbos en silencio, pregunté:
- Y, bueno... ¿qué os contáis?
- Puff... espero que acabe pronto, tengo mucho sueño – dijo Brendon bostezando.
- Yo no pido más. Tengo lo que quería. – añadió Ryan sin apartar la vista de mí, e hizo que sonriera.
- ¿Cómo eres tan adorable, cabrón? – le solté mientras reía.
- Vaya mezcla de adjetivos... – comentó, rodeando mi cintura. Un grito interrumpió nuestro acercamiento.
- ¡Ya estoy! – gritó Vi, saliendo del vestuario. - ¿He interrumpido algo?- preguntó al ver las caras de susto a poca distancia que teníamos en ese momento Ryan y yo.
- Da igual, no te preocupes.- dije yo.
- Ups, perdón.- se disculpó un tanto apurada. Llevaba una minifalda negra con un top por encima del ombligo, rosa. De calzado, llevaba unas sandalias con taconazo. Iba mona sin parecer puta.
Una chica morena, de pelo rizado, se la llevó corriendo:
- ¡Vamos, Vi! Llegas tarde – gritó ésta.
Antes de irse, le dio un beso a Brendon, quien estaba completamente boquiabierto y miraba un punto en el infinito; eso sí, en el escote de Vi...
- En dos horas acabo mi turno, ¡Ciao!
Nos despedimos de ella, que se dirigía a las plataformas donde ella y su amiga bailarían esa noche.
Una vez arriba, saludó al público, en especial a nosotros.
- ¡Hola! Somos Lily, Violet y Haylie, ¡Listas para haceros bailar! – dijo una chica castaña, que acompañaba a Vi y a la del pelo rizado.
- Pero antes, quiero saludar a dos buenos amigos míos, RyRo y Jazz, que les corté el rollo antes – Ryan y yo nos reímos mientras el público se preguntaba quiénes éramos-... y también quería saludar a Brendon- añadió mandándole un beso con la palma de la mano. Brendon se sonrojó.- ¡Música, Haylie!
La chica castaña que había hablado antes se sentó en frente de un ordenador con tabla de mezclas, y un conocido remix de Justice comenzó a sonar.
Vi se movía con Lily, de una forma provocativa y con soltura. La gente empezó a bailar; Ryan y yo decidimos ver la parte del casino, ya que decían que era espectacular.
- Brendon...¡Brendon! – tuve que gritar para que me oyera.
- ¿Sí?- respondió éste.
- ¿Te vienes con Ryan y conmigo a las salas de juego?
- Eh... no, me quedo aquí- dijo con una discreta sonrisa.
- Ah, vale. Luego venimos, pásalo bien.
- Lo mismo digo.
De modo que abrimos la puerta del fondo, dejando esa sala relativamente pequeña para adentrarnos en una roja y dorada, enorme. Con sonido de piano, una barra y muchas mesas de blackjack, tragaperras, ruletas y demás juegos de azar. Era más que enorme.
- ¿Sorprendida? – me preguntó Ry.
- Nunca había estado en una de estas.
- ¿Tomamos algo, jugamos, nos sentamos y ya está...?- sugirió.
- Tú eliges.
- Mmm... vamos a sentarnos a esos sofás, ¿quieres?
- Claro.
Cruzamos la gran sala, pasando por delante de croupiers, jugadores y ludópatas oyendo el sonido de las fichas caer en una tabla. Finalmente llegamos a unos sofás granates que estaba que estaban a lo lejos. Nos sentamos en uno para dos.
Suspiré tras sentarme, y Ry se me quedó mirando.
Tenía esa mirada... esa mirada deseosa de algo.
Los dos nos acercamos al otro, con furia y pasión, ansiosos. Nada más posar mis labios en los suyos, supe que ambos deseábamos más que eso. Tras despegarlos, le pregunté en un susurro:
- ¿Y si nos vamos a casa?
- Por mí, encantado, pero recuerda que Vi quería presentarte a sus amigas...
- Oh, vaya- sentí cómo la frustración se apoderaba de mí. Mierda, otro momento estropeado por ella.- Me detuve a pensar un momento:- ¿Sabes qué? Luego le aviso a Vi cuando acabe de trabajar; me puede presentar a sus amigas otro día, hay tiempo de sobra, ¿no?
- ¿De verdad harías eso por estar conmigo? – preguntó excitado.
- Ahora sí- dije tirándole de la mano para que se levantara.
- Ja, ja... “ahora sí”, dice.
Salimos del casino a empujones (se estaba llenando a una velocidad...). Una vez fuera, Ryan cogió su móvil y le envió un mensaje a Brendon contándole que nos habíamos marchado. Acto seguido, entrelazó sus dedos entre los míos.
Me condujo hacia su casa, ambos con paso decidido, pero de un modo tranquilo.
Abrió la puerta y me dejó pasar; luego, subimos en ascensor hasta su puerta.
***
lunes, 28 de septiembre de 2009
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