lunes, 28 de septiembre de 2009

*Capítulo 9: When the day met the night

*Capítulo 9: When the day met the night

Me cogió de la mano y salió corriendo, yo iba a su lado, aún confusa:
- ¿Adónde me llevas? – grité.
- Ahora lo verás, ¿tienes buena resistencia?
- Más o menos...
- Eso me vale – dijo acelerando más aún.
- ¿Es que me quieres matar? – dije jadeando. Él solamente rió.
- Si te quisiera matar, lo haría de otra forma.
- ¿Ah sí? ¿De cuál si se puede saber? – pregunté con curiosidad mientras me arrastraba por calles y calles aún más estrechas y oscuras.
Esquivó mi pregunta; miró al horizonte. Paró de repente y me tapó los ojos.
- ¿Qué... haces? – logré articular.
- Espera.
Oí agua caer de alguna parte, una especie de cascada.
Soltó las manos y pude ver. Ya era de noche, había anochecido rápido, pues eran aún las ocho. Una majestuosa fuente nos rodeaba, llena de luces verdes, rosas y blancas que emergían de ella.
Algo se escuchaba de fondo... ligeramente “Maybe I’m amazed” sonaba a lo lejos, con esa desgarradora voz de McCartney...
- Ryan, esto es... – comenté asombrada.
- ¿Te parece una buena forma de empezar de nuevo? – preguntó acercándose a mí y rodeando con sus brazos mi cintura.
- No puedo creer que me hayas traído aquí, esto está vacío; ¿es también cosa tuya? – dije divertida.
- No, eso fue solo una casualidad – sonrió. Me quedé cara a cara con él, y sus ojos brillaban. – Anoche no lo hicimos bien, tendría que haber sido así.
Iba a replicar, pero su rostro se acercó hacia mí y mi mente desapareció entonces. Le rodeé con los brazos mientras me besaba, y él no me soltó en ningún momento. Paró lentamente y me susurró:
- Te quiero. Te quiero mucho.
No pude evitar sentirme un poco insegura, aun sintiendo unos cosquilleos cuando me lo dijo.
- ¿En serio? – pregunté.
- No lo dudo, no podría dudarlo – dijo acariciándome el pelo, y luego volvió a besarme, más intensamente que antes.
- Es que es tan... raro... nos conocimos el miércoles y...
- Sé que es ‘raro’, como tú dices, pero no puedo negar lo evidente.
Sonreí.
- Sí, tienes razón. Además creo que no te lo he dicho.
- ¿El qué?
- Que yo también te quiero.
Esta vez nos abrazamos. Las últimas notas de la canción y el viento azotaron nuestras caras.
- ¿Volvemos? – me preguntó.
- Mejor. Nos estarán esperando... o no.
- ¿Cómo que no? – se extrañó.
- Ryan... pareces cortito... ¿no les viste esta mañana enredados en las sábanas? Además, ayer cuando vine de comprar las bebidas le pillé en el salón... – carraspeé. Se apoyó en una barandilla:
- ¿Quéééééé? ¿Brendon? Pero si no pilla cacho desde hace más de un año – dijo rompiendo a reír.
- Pues ya le ves...
- Las mata callando... oye, ¿cogemos bus o volvemos andando?
- Prefiero caminar – le dije.
- Como quieras.
Cogió sus wayfarer, me las puso y empezó a caminar, no sin antes pasar un brazo por mis hombros y besar mi cabeza.
- Ya te has quedado a gusto con lo de las gafas, ¿eh? – comenté.
- Sí, por fin. – respecto a lo de Vi y Brendon, comentó:- Espero no encontrarme con ellos dos montándoselo en el sofá...
- Tranquilo, creo que ya han aprendido la lección.
- De verdad... qué guarretes; tuvieron que pasar un bochorno cuando les pillaste... ¡Joder! Cómo pude haberme perdido algo tan... heavy.

Su casa no estaba muy lejos de allí, así que caminamos a paso lento.
Me detuve, reflexionando:
- Entonces... ¿estamos saliendo?
Él me quitó las gafas.
- Bueno, los dos hemos dicho lo que sentimos, así que...
- ¿Sí? Entonces sí, ¿no? Bueno, si no tienes problema, claro.
- Depende de cómo seas de posesiva, yo necesito mi libertad.
- Ah, por eso no te preocupes, yo te doy toda la que tú quieras, siempre que tú me la des a mí.
- Veo que buscamos lo mismo- dijo guiñando un ojo.- ¿Subimos y se lo contamos? – añadió indicando con un gesto de cabeza que se refería a contárselo a los otros dos.
- Vale; a ver qué cara se les queda... y a ver si confiesan lo suyo.
- Cobardes – dijo Ry mientras abría la puerta del portal.
Subimos en ascensor hasta el tercero. Una vez allí, cogió las llaves y abrió.
Cuando entramos, estaban Brendon y Vi hablando en el salón, aparentemente tranquilos, como si no hubiera pasado nada; pero no era así. Los dos tenían el pelo mojado, y Vi ya se había duchado en casa.
Ry y yo saludamos, y no tardé en hacerle la pregunta:
- Vi, ¿no te habías duchado en casa?
- ... es que tenía calor.- Se excusó ella.
Brendon rió disimuladamente, pero Ryan y yo lo ignoramos.
- ¿...No tienes que ir a trabajar? Deberías estar ya en el trabajo...
- Al ver que ALGUIEN se retrasaba, ¿por qué yo no?- me recriminó.- Por cierto... se me había olvidado... ¿Me acompañáis?
- Sí... porque nos tienes que contar algo, ¿no? – inquirí.
- Ejem... vayámonos.- Vi era la persona que mejor sabía hacerse la tonta que conocía.
Entonces salimos a la calle, dirigiéndonos al casino; estaba como a veinte minutos de allí.
- ¿No tenéis que decir nada? ¿Dónde habéis estado? – preguntó Brendon.
- Ry me llevó a... ¿cómo se llama ese sitio?
- Bah, no tengo ni idea. Sabéis, la fuente de la plaza de aquí al lado, ¿no?
- ¿La llevaste allí? Qué monería de chico – dijo Vi, sabiendo que estaba poniendo celoso a Bren (Se le notaba en la mirada)
- Y tenía hasta música, ¿cómo lo hiciste?
- No fui yo; en esa plaza siempre ponen rock clásico, por eso me gusta ir allí, y quería que lo vieras.
- Es impresionante – añadí.
- ¿...no pasó nada digno de mencionar? – preguntó con curiosidad Vi. Ry y yo nos miramos.
- Prácticamente empezamos a salir.- dijo Ryan, tan tranquilo.
- Es... genial. ¡Me alegro por vosotros! – dijo Vi abrazándonos.
- No te hagas la tonta – le reproché-... ¿Y tú no has hecho nada interesante esta tarde?
- Ehm... bueno, lo contaré, pero solo porque Ryan no lo sabe.
- ¿Qué no sé qué? – preguntó éste.
- Que Brendon y yo estamos juntos- comentó Vi, sonriente.
- Guau... qué sorpresa... – comentó Ry con fingida sorpresa. No pudimos contener una risa.
- Eh, no os riáis.- nos regañó Vi con el ceño fruncido.
- Si hacéis una buena pareja, lo que pasa es que... vaya sorpresa, eh – dijo RyRo.
- Oye Vi, y mientras tú trabajas, ¿yo qué hago?
- Tú tómate una copa con ellos y luego te presento a mis amigas.
- Genial.
- ¿En qué trabajas? – le preguntó Ry... la pregunta más inteligente, pues ninguno se lo habíamos preguntado.
- Soy gogó – respondió con una gran sonrisa.
- Ahí va la hostia, Brendon. Tantos años de abstinencia al final... – le dijo Ryan a punto de reír, dándole unas palmaditas en la espalda, fingió emocionarse.
- Gilipollas...- farfulló Brendon. Cómo le gustaba meterse a Ryan con él...

No hay comentarios: