lunes, 28 de septiembre de 2009

*Capítulo 13: Time

*Capítulo 13: Time

La comida pasó rápida para todos. No me había gustado mucho el pescado crudo, pero al menos ya estaba llena. Violet seguía buscando métodos para ganar dinero rápido.
- ... venirte un día de gogó conmigo...
- Ni de coña.
- ¿Por?
- Porque no.
- No pongas pegas a mi trabajo, ¿eh?
- Sinceramente Vi, hay gente que curra el doble que tú y pagan mucho menos. Me parece un tanto indigno además, ¿no crees?
- ¿Indigno? Indignada estoy yo – dijo cruzándose de brazos.
- Vale ya, chicas – nos tranquilizó Brendon.
- Me voy el 30 y ya está; nada que intente hacer lo evitará.
- ¿Quieres irte acaso? – me preguntó Vi.
- ¡No! Pero a veces hay que resignarse.
- Así no llegarás a ninguna parte.
- Me da igual, de todos modos no iba a llegar a ninguna...
- ¿No vas a luchar por nada? – me preguntó Ryan , pillándome por sorpresa.
- Claro que sí, pero...
- ¿Yo no soy nada para ti?
- Pues claro que sí...
- Entonces no lo entiendo.
- Lo que pasa es que simplemente no tengo tiempo. Ni dinero. Ya no puedo hacer nada; julio ya ha empezado y no puedo dar ya la señal para agosto. No puedo obrar ningún milagro, entiéndeme.- dije con la voz ahogada.
- Ejem... admito que esa parte no la conocía – reconoce Ry agachando la cabeza tímidamente, sonriendo un poco, azorado. Reposa su cigarro en el cenicero tras dar una larga calada.
- Sí que es jodido, sí... – añade Brendon, que estaba aún en las nubes.
- En ese caso, te aconsejo una cosa. Aprovecha el tiempo. Haz aquí lo que no puedas hacer allí. Y por lo que más quieras, vuelve algún día.- Me aconsejó Vi con una sonrisa sincera.
- O cuando acabes la carrera, podrías venirte a vivir.- dijo Ryan esperanzado.
- Gracias por vuestro apoyo, volveré cuando pueda y haya ahorrado un poco- les sonreí.
- ¿Nos vamos? Aún tengo una hora para irme.
Pagamos y salimos de allí, rápidamente. Brendon y Vi se volvieron a retirar para dejarnos a solas.
- No puedo creer que me quede tan poco tiempo de estar contigo. Me aburriré todo el verano...
- ¿No tienes amigos? – le pregunté divertida, poniendo mis brazos en sus hombros.
- Sí, pero no son abundantes... además te echaré de menos.
- Irremediablemente, yo también. – le miraba directamente a los ojos, sin miedo, con un brillo de tristeza.
- Pero en fin, no creo que sea momento de tonterías, vamos a dar una vuelta y olvidémonos de este asunto, que aún queda.
- Tienes toda la razón – dije mientras le cogía de mi mano y comenzamos a caminar calle abajo, hacia las afueras
- ¿Adónde vamos?
- ¿Y a mí me preguntas? – reí.
- Oh, bueno, perdone. Pues... te voy a llevar a una calle llena de música.
- Eres increíble, te sabes todos los sitios guays de la ciudad.
- Nací aquí – me dijo mirándome, con semblante divertido y arqueando una ceja.
Seguimos caminando. Esta vez, el tema de conversación giró en torno a nosotros en el colegio.
- Yo era el peor. No estudiaba, vacilaba a los profesores... pero aprobaba; ponía de los nervios a todos, me gané una buena lista de enemigos.
- Joder, pues no lo aparentas... ¡malote! Jajaja.
- ¿Y tú? Seguro que eras una ratita de biblioteca marginada.
- Qué halagador. Pero te confundes. En clase siempre estaba callada; no atendía demasiado, pasaba el tiempo escribiendo y escribiendo.
- ¿Y qué escribías?
- Lo que me viniera a la mente. Igual con eso luego hacía una canción o un poema o un relato corto, pero hechos siempre a base de esos escritos.
- Qué creativa eres, no sabía eso de ti.
- En realidad, me da vergüenza que lo supieras...
- No tienes de qué avergonzarte, ya me dejarás alguno para que lo lea, espero.
- Ya veremos... ya te he dicho que me da vergüenza... – reí tímidamente.
- Y... ¿de qué iban tus poemas? – preguntó curioso.
- Ninguno bonito; todos iban de odio, muerte, pesimismo...
- ¡Hostia! Me das miedo... – me interrumpió.
- Yo en mi adolescencia era así- reí – Lo que pasa es que tú eres una nenaza!
- No lo soy.
- Uy que no!
- Contigo es imposible discutir.
- Ne-na-za
- ¡Calla!
- Lo siento... es que es muy divertido picarte – dije dándole un suave beso en los labios.
- No hace gracia- añade al apartarse de mí, pero le doy otro beso, y ya no da muestras de separarse.
- ¿Me perdonas?
- Cómo no te iba a perdonar... – comenta cogiéndome de las rodillas y los brazos y llevándome así hasta la calle que decía.
Reímos, corrimos y cantamos cuando llegamos a dicha calle. Unos cuantos músicos ambulantes tocan sus piezas y Ryan y yo les íbamos dejando algo. Nos sonreían agradecidos. Un hombre con su guitarra eléctrica, micrófono y otro con su batería tocaban una versión de ‘Run’, de Snow Patrol.
- ¿La has escuchado, Ry?
- No...
- Es.. preciosa... ‘ light up, light up, as if you have a choice, even if you cannot hear my voice, I’ll be right reside you dear’ -cantaba.
- Ya veo… preciosa como tú...
- Oh, Ryan – dije sonrojándome. Inclinamos nuestras cabezas, pero Ryan recuerda algo.
- ¡Mierda! Tengo que irme ya. Te acompaño a casa y me voy volando.
- Vale, vámonos ya.
- Siento haber estropeado este momento.
- No tienes de qué preocuparte, nos quedan aún cientos como éste por vivir. O al menos eso espero.

No hay comentarios: